Había una vez un niño llamado pedrito, que siempre solía salir al rió con su abuelo, ellos iban todas las noches a mirar las estrellas, y mirando las estrellas el abuelo contaba muchas historias a su nietito pedrito, pero había una que siempre contaba mas.
El abuelo de pedro decía: las almas de nosotros son como unos bichos inquieto que siempre busca estar feliz y alegre, estas almas no tienen patas, necesitan que los lleves de un sitio a otro, por eso viven en nuestro cuerpecito como el tuyo y el mió. Dijo el abuelo.
¿Y nunca se escapan? Pregunto pedrito. Claro que si pedrito dijo el abuelo, las almas llevan muy poquito tiempo dentro de nuestro cuerpo, porque cuando se dan cuenta de que el sitio donde están mejor es en cielo, se van siempre al cielo, pues cada alma busca una estrella y cuando la encuentran es feliz y se va al cielo donde se sentirán mejor.
Paso el tiempo y el abuelo de pedrito murió, pedrito se puso a llorar y estaba muy tiste, pues tenia una gran pena de no volver a ver jamás a su abuelo que le contaba muchas historias y que a el le hacia muy feliz, pero pedrito dejo de llorar por que recordó lo que le dijo su abuelo, y comprendió de que su abuelo encontró su estrella y esta feliz en el cielo.
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