Hubo una vez un grupo de niños muy malos, en una ciudad muy linda llamada ámbar, estos niños se dedicaban a molestar a los viejitos de un acilo, aquellos no respetaban a los pobres ancianos, que casi no podían ver ni hablar, y que a las justas caminaban.
-estos niños se la pasaban diciendo: viejo torpe, feo, viejo tonto.
Un día al despertar cada niño se asusto al mirarse al espejo, y es que no lo podían creer, eran unos horribles viejos con canas.
¿Que abría pasado?........ (se preguntaron)
Pero al salir de casa otros niños, los insultaron y esta ves lanzándoles papeles envueltos, viejos, feos, canosos, portes, viejos etc. Fueron los insultos y gritos de otros niños.
Estos niños que tenían la apariencia de viejos se pusieron a llorar, entonces despertaron. Arrepentidos por como habían tratado a los ancianos, decidieron ir al acilo y pidieron perdón a los ancianos, ellos se sentían tristes ya que sabían que lo que hicieron estaba mal, habiendo aprendido la lección, aprendieron a respetar y valorar, tanto que a partir de ese día cuidaban a los ancianos y les llevaba sus frutas todos los días.
Fin
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